viernes, 30 de noviembre de 2012


Tu presencia de amor nos llena de paz y de vida


De  nuevo venimos
a postrarnos en tu presencia en esta tarde, Señor;
nos sentimos a gusto en tu presencia,
porque es una presencia de amor
que nos llena de paz y de vida;
algunas veces nos acercamos a ti con cierto temor,
sobre todo cuando no hemos sido buenos
o nos hemos dejado arrastrar por la tentación,
aunque sabemos que Tú eres todo amor
y en ti siempre vamos a encontrar la misericordia;
decimos que te conocemos
pero no terminamos de conocerte
y nuestro corazón se llena de miedos y temores;
cuando estamos en tu presencia
sentimos que luego no queremos marcharnos,
tan a gusto nos sentimos,
y es que el calor de tu amor nos abrasa,
caldea nuestro corazón
 nos sentimos transfigurados y transformados en ti.

Reconocemos, sin embargo,
que tu presencia no nos adormece
sino que nos inquieta
porque en nuestro corazón
sentimos cada vez más ansias de Ti
y ya no sabemos hacer otra cosa que buscarte;
siembras inquietud en nuestro corazón
y nos haces tener una mirada distinta
para todas las cosas;
desde que te conocemos
ya no podemos ser insensibles ni desentendernos
ante el sufrimiento de los hermanos
y nuestro corazón andará desasosegado
mientras no encuentre la manera
de mitigar el dolor
y de aliviar el sufrimiento
con el balsamo de nuestro amor comprometido
y la medicina de tu fe.

Sentimos el gozo de tu amor
y ya  no nos podemos callar
y a todos quisiéramos gritar,
aunque no quieran oirnos,
que tú eres grande,
que tu amor es infinito,
que nos vienes a traer la paz y el perdón,
que queremos que todos vayan a tu encuentro.

Como Andrés le decía a su hermano Simón,
‘hemos encontrado el Mesias’,
también nosotros queremos gritar a los cuatro vientos
para que todos nos oigan y nos escuchen,
que Tu eres nuestro Salvador
y en ti hemos encontrado el amor;
nos gustaria poder llevar de la mano
a todos nuestros hermanos para que se encuentren en ti
y puedan saborear tu amor y tu paz.

Despierta nuestro corazón
para no nos adormezcamos
en la rutina o la frialdad;
ven con nosotros, Señor,
porque queremos conocerte cada día más,
pero queremos que todos te conozcan;
queremos ser mensajeros
de tu evangelio de amor
y con nuestra vida queremos ser testigos
que a todos hable de tu amor;
danos la fuerza de tu Espíritu
para nunca nuestros labios se cierren
por respeto humano,
ni escurramos el bulto
ocultando que creemos en Ti
y queremos seguirte.

Danos disponibilidad y generosidad,
danos vida y danos tu paz,
que tu luz ilumine siempre mi vida,
inunda nuestro corazón
con la fuerza y la gracia de tu Espíritu.

jueves, 29 de noviembre de 2012


La victoria, la gloria y el poder para nuestro Dios


La victoria, la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios,
porque sus sentencias son rectas y justas…
Sí, Señor, queremos en esta tarde cantar tu gloria
y alabarte y bendecirte y darte gracias
cuando estamos aquí postrados en tu presencia.

Creo, Señor, que estás aquí verdaderamente presente;
eres el Dios que lo llena todo con su inmensidad
y sin el que nada se ha hecho;
pero creemos en tu presencia
en el Sacramento de la Eucaristía
y te adoramos.

Aquí venimos, Señor,
desde nuestras luchas,
nuestros tropiezos y caídas
y también con las obras
de nuestra fe y nuestro amor,
aunque pobres, en nuestras manos;
venimos a ti, porque Tú lo eres todo
y sin Ti nada somos;
venimos a Ti
porque eres nuestra fuerza y nuestra vida,
llenas nuestro corazón de esperanza,
siembras en él la fe y tu amor.

Muchas veces el camino se nos hace fatigoso,
no siempre logramos avanzar
como sería nuestro deseo
y Tú nos pides,
porque nos sentimos pobres en nuestra debilidad,
llenos de limitaciones, de defectos y de pecados;
muchas cosas se nos apegan al corazón
que como rémoras no nos dejan avanzar;
eres Tú, Señor,
el que nos liberas de todos esos apegos
y nos das la verdadera libertad;
en Ti encontramos
la gracia que necesitamos,
el perdón que nos sana y nos llena de vida;
en Ti se despierta nuestra esperanza
y nuestros deseos de luchar y ser mejores;
contigo a nuestro lado sabemos
que podemos vencer en la tentación.

El mal nos envuelve en un mundo
que hemos llenado de pecado;
sentimos el dolor de tantos que se han alejado de Ti
y tratan de construir sus vidas
como sí Tú no existieras;
nos sentimos aturdidos por el materialismo
a que nos lleva la vida que nos rodea;
tenemos el peligro de caer en esas redes de un mundo
que perdido el sentido moral
y ya nada los frena
y los lleva a una vida desenfrenada de pecado.

No queremos caer en la tentación,
ayúdanos, Señor, líbranos del mal;
lo decimos muchas veces
cuando rezamos el padrenuestro
pero no siempre lo pedimos con toda la fuerza
que tendríamos que hacerlo
porque nos dejamos arrastrar tantas veces
por ese mundo de pecado que nos rodea;
quiero en esta tarde pedirlo con fuerza,
desde lo más hondo del corazón,
no nos dejes caer en la tentación,
líbranos del mal.

Contigo tenemos asegurada la victoria;
cuando en el Apocalipsis contemplamos
lo que es la gloria del cielo
y a los que cantan el cántico nuevo
de la victoria y de la vida
nos sentimos alentados para nuestra lucha,
se despierta en  nosotros el deseo fuerte
de poder participar un día también nosotros
de ese cántico del cielo. 

Para ti, Señor, la gloria,
el honor y el poder por los siglos de los siglos.